miércoles, 6 de agosto de 2014

La Química del Acuario para Principiantes

Este artículo fue escrito por Magnus en mundopez.com, me ha parecido muy interesante por la sencillez en estos conceptos que se nos suelen hacer bastante pesados de comprender, espero que os sea útil.
Aquí os dejo un enlace al Laboratorio en Línea de SERA, por si queréis utilizarlo.



Apenas se menciona la palabra QUÍMICA, a la mayoría de la gente se le pone los pelos de punta porque inmediatamente lo relacionan con átomos, moléculas y extraños aparatos, pero nada más lejos de la realidad, hay que perder el miedo puesto que entender la química del agua es esencial si queremos disfrutar de un acuario saludable y unos peces felices.

El agua pura como tal se podría decir que no existe en la naturaleza, aunque nosotros la obtengamos artificialmente (agua destilada), esta puede contener sales, carbonatos, nutrientes, etc... Las distintas concentraciones de los mismos dependerán de la zona en la que esté ubicada nuestra estación de suministro de aguas. Todos los seres vivos (peces, plantas y/o invertebrados) han sufrido millones de años de evolución en los cuales se han adaptado a las condiciones del agua de su hábitat, por lo que probablemente sean incapaces de sobrevivir en ambientes significativamente diferentes.
Los principiantes (sobretodo a los que no les gusta complicarse la vida en exceso) deberían optar por la vía rápida y elegir peces cuyas necesidades coincidan con las características de su agua del grifo. Alternativamente, un aficionado experimentado puede cambiar las características del agua para que coincidan con las necesidades del animal, aunque hacerlo suele ser más difícil de lo que parece a simple vista. En ambos casos, se debería tener suficientes conocimientos de la química del agua para asegurar que el agua del acuario cumple las características necesarias para los peces que estamos manteniendo.

La química de los acuarios de agua dulce es bastante sencilla (la de marino es algo más compleja), consta principalmente de 5 elementos: pH, GH, KH, elementos del ciclo del nitrógeno, fosfatos y otros.

Ahora intentaremos explicarlos uno a uno de la forma más sencilla posible.

pH:
El pH indica básicamente si el agua es ácida, alcalina o neutra. Si el pH es de 7 se dice que es neutra, si está por debajo de 7 es ácida y si el pH es superior a 7 es básica o alcalina. Al igual que la escala Richter para medir los terremotos, la escala del pH es logarítmica, lo cual quiere decir que por ejemplo, un pH de 5.5 es 10 veces más ácido que agua a un pH de 6.5. Por ello, variar el pH mínimamente de forma drástica, es un cambio químico más estresante para los peces de lo que podría parecer en un principio.

Como comentábamos antes un pH de 7.0 es lo que se conoce como pH neutro, hacia abajo, 6.5, 6.0, 5.5 son los niveles de pH de las consideradas aguas ácidas y hacia arriba, 7.5, 8.0, 8.2 los de las consideradas aguas alcalinas. Es importante medir el nivel de pH porque así sabemos si el agua que estamos utilizando es la correcta para el tipo de pez que tenemos, esta información se puede encontrar fácilmente por Internet, libros o revistas especializadas. Por poner algunos ejemplos: Tetras, escalares, cíclidos enanos, discos o corydoras son de aguas ácidas, 5.5 – 6.5. Mollys, platys o guppys son de aguas con pH de 7.0 – 7.5. Cíclidos africanos son de pH por encima de 7.5.

Por lo que deberíamos tener muy en cuenta dos aspectos del pH: 

- Primero, los cambios rápidos de pH (0.3 de variación es suficiente) son estresantes para los peces y deberían evitarse a toda costa. Debido a esto deberíamos intentar mantener siempre un valor constante y estable de pH.

- Segundo aunque la mayoría de los peces pueden adaptarse un poco a pH fuera de su margen óptimo, como mencionamos al inicio, se han adaptado a vivir en unas determinadas condiciones, por lo que debemos hacer que el pH coincida al máximo con estas. Aunque con un pH entre 6.5 y 7.5 deberíamos mantener a una gran mayoría de especies.

Aquí os mostramos una tabla orientativa:


Dureza de carbonatos o KH (Karbonat Hardness):
Es la concentración de carbonatos o bicarbonatos (de calcio, magnesio, sodio,…) que hay en una determinada cantidad de agua. Si por ejemplo tuviéramos un acuario con pH 8.0 y quisiéramos bajárselo, tendríamos que saber que KH tenemos para poder llevar el pH al nivel deseado. Este valor cobra sobretodo importancia cuando se trata de acuarios con un pH ácido. Es importante conocerlo debido al efecto tampón que ejerce, ya que este evita que haya cambios bruscos en el pH que puedan causar la muerte de nuestros peces.

¿Y qué es el efecto tampón (buffer)?:
Es la capacidad que tiene el agua para mantener estable el pH cuando se le añaden ácidos o bases. El pH y la capacidad tampón están íntimamente relacionados el uno con el otro. Si el agua tiene suficiente capacidad tampón, ésta puede absorber y neutralizar el ácido añadido sin apenas modificar el pH. Si considerásemos que el tampón actuase como una gran “esponja”, a medida que le añadiésemos ácido, la "esponja" absorbería el ácido sin cambiar apenas el pH. Sin embargo, la capacidad de la "esponja" tiene un límite; una vez que la capacidad tampón se ha gastado, el pH cambia más deprisa a medida que se le añaden ácidos.

Dureza general o GH (General Hardness)
Es la concentración de compuestos minerales que hay en una determinada cantidad de agua, en particular sales de magnesio y calcio. Cuando decimos que los peces prefieren agua "blanda" o "dura", nos referimos al GH (y no al KH del cual hablamos anteriormente).

Se podría decir que GH, KH y pH forman los pilares de la química del agua de nuestros acuarios. Aunque las tres propiedades son diferentes, todas interaccionan entre si en diferentes grados, haciendo difícil ajustar uno sin afectar el otro. Por éste motivo se aconseja a los principiantes NO tocar estos parámetros a no ser que sea totalmente necesario.

Por ejemplo, el agua "dura" a menudo suele venir de acuíferos calizos. La caliza contiene carbonato cálcico, que disuelto en agua aumenta tanto el GH (del calcio) como el KH (del carbonato). Aumentando el KH normalmente también aumenta el pH. Como dijimos antes, el KH actúa como "esponja" debido a su efecto tampón absorbiendo el ácido presente en el agua, aumentando el pH por consiguiente.

La dureza del agua sigue las siguientes reglas. Las unidades de medida son en dH (degree hardness), lo cual significa grados de dureza, o en ppm (partes por millón) que más o menos equivale a mg/l en agua. 1 unidad de dH equivale a 17.8 ppm de carbonato cálcico (CaCO3). Aquí os mostramos una tabla orientativa:


Nutrientes y oligoelementos:
Además del pH, KH y GH, hay unas cuantas sustancias más que deberíamos conocer. El agua del grifo contiene diferentes nutrientes y oligoelementos aunque en muy bajas concentraciones, por ello la presencia (o ausencia) de estos puede ser trascendente en ciertas circunstancias, particularmente:

Los elementos del ciclo del nitrógeno (N)
:

Estos son el amoníaco (NH4), los nitritos (NO2) y los nitratos (NO3). Niveles de concentración altos de estos productos son altamente tóxicos para los peces, especialmente los de amoníaco y los nitritos. Es por ello que para mantener estos productos a raya es muy importante tener una buena filtración biológica, ósea, que el filtro sea capaz de soportar una carga bacteriana que sea capaz de consumir estas sustancias.

Aquí os mostramos un esquema sintético del ciclo del nitrógeno:



Los fosfatos (PO4):

Siempre relacionados con la aparición de algas. Por regla general cuando tenemos un problema de algas, una concentración alta de fosfatos suele ser uno de los responsables. En un acuario plantado, los niveles ideales de fosfatos suelen rondar los 0.2 mg/l o menos (como valor orientativo). Para controlar las algas, se suele recomendar cambios parciales del agua frecuentes para reducir los niveles de nutrientes disponibles para estas, pero si nuestra agua del grifo contiene un exceso de fosfatos, los cambios de agua pueden hacer valido aquello de “es peor el remedio que la enfermedad”. En teoría se puede solicitar a nuestra compañía un informe de las características químicas del agua que nos suministran.

El hierro (Fe), magnesio (Mg) y otros:

Estos junto con los nitratos y los fosfatos son los responsables de hacer que nuestras plantas crezcan sanas y fuertes.



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